El Humanismo

El Humanismo
Palacio de Carlos V, Granada

lunes, 31 de marzo de 2014

Glogster

GLOGSTER INFORMATIVO DE LAS ACTIVIDADES A REALIZAR

CON EL LIBRO "EL LAZARILLO DE TORMES"


Alfonso de Valdés autor de
'La vida de Lazarillo de Tormes, y de sus fortunas y adversidades'
Alfonso de Valdés, escritor y secretario para cartas latinas del emperador Carlos V, había nacido en Cuenca, a finales del siglo XV, no se sabe exactamente en qué año, pero lo que sí que se ha descubierto recientemente es que él y su hermano Juan, autor del Diálogo de la lengua, eran gemelos. Lo acaba de demostrar Manuel Amores (Papeles del Huécar, nº 15, abril-mayo 2004, p. 28) al exhumar el testimonio de "Sancho Muñoz, vecino de Cuenca", que el 16 de junio de 1513 declara, como testigo, lo que le dijo Fernando de Valdés, el padre de los escritores: "que tenía guardadas las camisicas en que habían salido envueltos sus dos hijos del vientre de su madre, de los que nacieron de una ventregada" (y parece referirse a esos dos hijos, spuesto que hay testimonios sobre su gran parecido; ya Erasmo los llamaba "gemellus"). Fernando de Valdés fue regidor de esa ciudad; su madre, María, descendía de familia judía conversa. A su tío materno, Fernando de la Barrera, capellán de la iglesia de San Salvador de Cuenca, la Inquisición lo acusó de ser judío relapso, lo procesó en 1491 y lo condenó, sin pruebas, a ser quemado. Tanto a su padre –de abuela paterna conversa– como a su hermano mayor, Andrés, los procesaron años más tarde por “fautoría de herejes”, es decir por oponerse a al actuación del Santo Oficio; la pena que se les impuso fue mínima, una multa con vergüenza pública.
Los primeros datos que tenemos sobre la vida de Alfonso son tres cartas que escribe en 1520 desde Bruselas, Aix-la-Chapelle, y, en 1521, desde Worms, en la corte del Emperador. Se las dirige al que seguramente fue su maestro, el humanista Pedro Mártir de Anglería. Desde entonces hasta su muerte está al lado del Emperador desempeñando cargos en su cancillería; Mercurino Gattinara, el gran canciller, fue su apoyo en la corte. Se cartea con Erasmo, al que admira profundamente, y cuya doctrina divulga en España e inspira su obra, y con otros humanistas europeos. Alfonso participó en las conversaciones entre los luteranos y los representantes del Papa en la dieta de Augsburgo –había muerto ya Gattinara–, sin que su espíritu conciliador consiguiera que las partes enfrentadas evitaran la ruptura que llevó al cisma protestante. Su muerte repentina truncó una destacada carrera política junto al Emperador.
La correspondencia oficial con su nombre y la que se nos conserva entre el escritor y sus amigos, desde Erasmo a Maximiliano Transilvano, Pedro Juan Olivar o Juan Dantisco, el obispo de Culm y embajador de Polonia, nos van dando fechas y lugares en la vida de Valdés. Está con la corte en los Países Bajos en 1520 y 1521; desde 1522 a 1529 en España (Valladolid, Tordesillas, Madrid, Toledo, Granada, Valladolid, Palencia, Burgos, Valencia, Madrid, Toledo, Zaragoza y Barcelona); en 1529 va con el Emperador y la corte a Italia (en Bolonia, Gattinara recibe el cardenalato, y Clemente VII corona al Emperador el 24 de febrero de 1530). Participa en las conversaciones de la Dieta de Augsburgo; escribe desde esta ciudad al cardenal de Rávena, Accolti (desde julio a septiembre de 1530) y la “Relación de lo que en las cosas de la fe se ha hecho en la Dieta de Augusta”, en septiembre de 1530. Luego estará con la corte en Colonia, Bruselas, Gante, Bruselas, Ratisbona (se conservan cartas de Valdés desde esta ciudad de octubre de 1531 a septiembre de 1532), Passau y Viena, donde muere el 6 de octubre de 1532.
Esa posición privilegiada en la corte le protegió de las acusaciones del nuncio del papa Clemente VII, Baltasar de Castiglione, por haber escrito su primera obra, el Diálogo de las cosas acaecidas en Roma. En este diálogo entre Lactancio y el arcediano del Viso a propósito del saco de Roma y prisión del Papa por las tropas del Emperador en mayo de 1527, Alfonso de Valdés presenta el saqueo como voluntad de Dios, exime de culpa a Carlos V, señala la corrupción de la jerarquía eclesiástica y acusa al Papa de desempeñar mal su oficio. Ni este diálogo, ni el que escribe a continuación, entre 1528 y 1529, el Diálogo de Mercurio y Carón, fueron impresos en vida del escritor; circularon manuscritos y anónimos. Se publicaron en Italia, seguramente poco después de su muerte, sin que figure en la edición dato alguno de lugar, año o impresor. Se atribuyeron siempre a su hermano Juan. A fines del siglo XIX se le devolvió la autoría del Diálogo de las cosas acaecidas en Roma, y hasta 1925 no se le reconoció –lo demostró Marcel Bataillon– que también era el autor del Diálogo de Mercurio y Carón.
En el año 2002 recobra, por fin, la autoría de su tercera obra, la más espléndida, La vida de Lazarillo de Tormes. Debió de ser impresa por primera vez en Italia; en 1542 se publica en Sevilla un libro, el Baldo, que adapta y amplía un poema en latín macarrónico, el Baldus, del italiano Teófilo Folengo; tiene ya huellas evidentes de que su autor había leído el Lazarillo. Alguien llevaría un ejemplar a España, después de arrancar un folio –de peligrosa lectura–, y aquí se imprimiría otra vez, antes de 1548, porque la Representación de la parábola de san Mateo de Sebastián de Horozco, que se puso en escena ese año, tiene también huellas de que su autor había leído la obra (y lo evidencia más la Representación de la historia evangélica de san Juan). Horozco tuvo en sus manos una impresión del Lazarillo.
ROSA NAVARRO DURÁN
En marzo de 2010 Mercedes Agulló dio a conocer en su obra A vueltas con el autor del Lazarillo una investigación en que, partiendo del descubrimiento en unos papeles deDiego Hurtado de Mendoza de la frase «un legajo de correcciones hechas para la impresión de Lazarillo y Propaladia», postuló «una hipótesis seria sobre la autoría del Lazarillo, que fortalecida por otros hechos y circunstancias apunta sólidamente en la dirección de don Diego».1 La hipótesis retoma una tradicional atribución, pues en 1607, en el catálogo de escritores españoles Catalogus Clarorum Hispaniae scriptorum, que fue redactado por el flamenco Valerio Andrés Taxandro, se dice que Diego Hurtado de Mendoza «compuso [...] el libro de entretenimiento llamado Lazarillo de Tormes». Otros autores del siglo XVII, así como el Diccionario de autoridades de la Real Academia (1726-1739), mencionan esta atribución, que alcanzó cierta fortuna, sobre todo en el siglo XIX.







viernes, 28 de marzo de 2014

EL LAZARILLO DE TORMES

A mediados del siglo XVI se publica El Lazarillo de Tormes, una obra
anónima y que inició el género conocido como novela picaresca. El
Lazarillo es una obra realista de crítica social que contrasta con la novela
idealista de moda en la época.


Debemos destacar los siguientes elementos de El Lazarillo:

Autor. Aunque hay diversas teorías lo cierto es que se desconoce el autor de
la obra, ya que ocultó conscientemente su nombre por las críticas que
hace a la Iglesia en el libro.
• Argumento. Toda la obra está estructurada como una enorme carta que
Lázaro escribe a un personaje desconocido al que se refiere como “Vuestra
Merced” para explicarle su situación actual en la que corren rumores sobre la
infidelidad de su mujer con el Arcipreste que le da trabajo. Para que se
entienda esta situación, Lázaro relata los aspectos más importantes de su vida:
sus orígenes humildes y sus vivencias con diferentes amos, entre los que
destacan un ciego cruel, un clérigo avaricioso y un escudero pobre
obsesionado por la honra.
Estructura. La obra se divide en un prólogo y siete tratados, en los que
Lázaro sirve a varios amos. Su extensión es muy diferente, ya que los tres
primero son mucho más largos, posiblemente porque son los más
importantes, ya que forman el carácter y la personalidad del protagonista.

Algunos rasgos de El Lazarillo se convertirán en características de la novela
picaresca:
1. El protagonista narra su vida en primera persona, contándonos desde el
presente cómo ha llegado a esa situación y las dificultades por las que ha pasado.
2. El protagonista es un antihéroe que va aprendiendo y evolucionando de
sus experiencias. Procede de una familia sin honra y la sociedad en la que
vive exige que robe, mienta y sea espabilado para poder sobrevivir.
3. Realismo en los personajes, los ambientes y las situaciones, lo que
contrasta con las novelas idealistas de moda en la época.
4. Se lleva a cabo una crítica de la sociedad de la época.
5. El final de la novela es abierto, lo que permite escribir continuaciones.
 EL QUIJOTE
 El autor y su obra
Miguel de Cervantes Saavedra, autor de El Quijote, es el escritor español más universal. Algunos de los aspectos más conocidos de su vida son su participación en la batalla de Lepanto, donde quedó inválido de la mano izquierda, y sus dificultades económicas que le llevaron a la cárcel. Como
escritor, cultivó con mayor o menor fortuna todos los géneros literarios:
• Algunas obras de teatro.
• Algunos poemas, que incluía en sus novelas. No obstante, el propio Cervantes consideraba que la poesía era “el don que Dios le había negado”.
• Es en la novela donde realmente brilla
                                                                      su talento.


Además de El Quijote destacan una novela pastoril llamada La Galatea, una novela bizantina llamada Los trabajos de Persiles y Sigismunda y una colección de doce novelas cortas denominada Novelas ejemplares.

Publicación y elaboración de El Quijote
El Quijote se publicó en dos partes, en 1605 y 1615, respectivamente. El éxito de la obra fue inmediato, lo que llevó a un tal Avellaneda a escribir una falsa continuación, haciendo así que Cervantes debiera adelantar la salida de la segunda parte.

Existen dos teorías sobre la primera intención que le movió a escribir El Quijote:
1. Cervantes intentó crear una novela corta para burlarse de los libros de
caballerías, si bien esta pretensión inicial se desbordó cuando descubrió
las posibilidades del personaje. Esta parte se correspondería con la primera salida de don Quijote.
2. Cervantes tuvo claro desde el principio que iba a publicar una novela
muy extensa.

Estructura y argumento
El Quijote narra las aventuras de un hidalgo manchego, Alonso Quijano, que, enloquecido por la lectura de libros de caballerías, sale de aventuras intentando
cambiar el mundo y ayudando a los demás tal y como el caballero andante que se cree debería hacer. La realidad es bien distinta, y don Quijote acabará
chocando con un mundo y una realidad donde no encaja, y de la que sale casi siempre mal parado. A lo largo de la obra se le unirá su escudero Sancho, y
juntos vivirán numerosas y disparatadas aventuras hasta que el hidalgo acaba falleciendo en casa, tranquilo y recuperando la cordura.
En lo que respecta a la estructura, la obra se divide en dos partes, a lo largo de las cuales se producen tres salidas de don Quijote, dos en la
primera parte y la última en la segunda.

Si bien las dos partes de El Quijote guardan muchas similitudes, también
podemos destacar las siguientes diferencias:
1. La primera parte se desarrolla principalmente en el campo y con la clase
baja, mientras que en la segunda destaca la estancia con los duques y la
visita de ciudades.
2. La transformación de la realidad la lleva a cabo don Quijote con su
locura en la primera parte, pero en la segunda son los demás los que le
hacen creer esos disparates para burlarse.

Personajes, lenguaje y técnicas narrativas
Los protagonistas de la novela, Don Quijote y Sancho, no son héroes,
sino personas normales que viven y sienten como cualquier ser humano
de la vida real. Al inicio de la novela presentan personalidades
contrapuestas, pero las conversaciones entre ambos y la convivencia
acabarán transformando su personalidad e incluso su forma de hablar.
El idealismo de don Quijote convive con el realismo de Sancho y su sentido
práctico. A lo largo de la novela se produce la quijotización de Sancho (se
hace más idealista) y la sanchificación de don Quijote (se hace más realista).
Esto es especialmente visible al final de la obra, cuando don Quijote recupera
la cordura y Sancho le anima a salir de aventuras.
Podemos destacar los siguientes rasgos de estos personajes:
• Don Quijote. Es el nombre caballeresco de Alonso Quijano, un hidalgo
pobre y muy aficionado a la lectura que enloquece y se cree un caballero
andante. Es idealista, noble y bondadoso, e intenta cambiar el mundo a
mejor de forma desinteresada, aunque las cosas no le suelen salir bien.
• Sancho es un labrador que Don Quijote elige como su escudero. Es rústico,
realista, interesado e ignorante, aunque posee un gran sentido común.

En lo que respecta al lenguaje, El Quijote se caracteriza porque cada
personaje se expresa de una forma realista, tal y como lo hacían en la
época. Además, los personajes son capaces de cambiar su forma de hablar
en función de la situación.
Destaca el lenguaje arcaico de don Quijote, propio de los libros de
caballerías que leía, y el habla de Sancho, llena de refranes, vulgarismos y
frases hechas.

Uno de las principales logros de la novela es la introducción de técnicas
narrativas novedosas para la época, que hoy son recursos habituales,
pero que en su tiempo marcaron el inicio de lo que se conoce como
novela moderna:
1. El narrador juega constantemente con la perspectiva, de modo que en
ocasiones es difícil saber si lo que pasa es real o una imaginación de don
Quijote.
2. Cervantes finge no ser el autor de la obra, sino el copista de un
manuscrito que ha encontrado. Esto supone una burla de un tópico que se
repetía en los libros de caballerías, pero, al mismo tiempo, permite al autor
distanciarse de su obra para poder opinar sobre ella.
3. El humor es constante, y viene tanto de los dobles sentidos que escribe
Cervantes como del choque entre las personalidades de los protagonistas y de
las disparatadas aventuras.
4. Por primera vez lo más importante de la novela es su personaje, y no la
historia que se cuenta.
5. Don Quijote y Sancho son los personajes más complejos creados hasta
el momento. Se trata de dos figuras casi vivas, que evolucionan y cambian
su personalidad a lo largo de la obra.
6. Resulta novedosa para la época la utilización del diálogo como medio
para mostrar la verdadera forma de ser de los personajes y hacerlos más
creíbles.

Significado y repercusión de la obra: la primera novela moderna
Por todos es conocido el éxito que ha tenido esta obra, que ha llegado a
convertirse en la más importante de nuestra literatura. Entre sus méritos cuenta
con ser la primera novela moderna, especialmente por la utilización de las
técnicas narrativas novedosas que hemos comentado.
Significado e intención de la obra: El Quijote empieza siendo una parodia
de los libros de caballerías en la que el autor critica sus disparates. Sin
embargo, Cervantes logró mostrar también cómo la realidad destruye los
sueños y cómo la ilusión es lo más valioso que hay en el ser humano.

jueves, 27 de marzo de 2014

LITERATURA: la narrativa en el Renacimiento.

 PRINCIPALES GÉNEROS NOVELÍSTICOS

Durante el siglo XVI el género narrativo tiene un éxito sin precedentes,
destacando una novela idealista de ficción que era utilizada como
entretenimiento por esos nobles y burgueses que empiezan a interesarse por la
cultura en ese siglo.
La prosa narrativa del siglo XVI presenta una gran variedad en la que
destacan diversos géneros novelísticos caracterizados por su tono idealista y
cuya finalidad era servir de entretenimiento a la nobleza y la burguesía.
  • Los principales géneros novelísticos renacentistas son:
1. Novela de caballerías. Narra las aventuras de un caballero andante que
recorre el mundo enfrentándose a seres fantásticos en defensa de la justicia y
la lealtad, y para demostrar el amor a su dama. Destaca el Amadís de Gaula.
2. Novela bizantina. Narra las aventuras de una pareja de jóvenes
enamorados que se ve obligada a separarse, emprendiendo un largo viaje para
reencontrarse. A lo largo del viaje se enfrentarán a peligrosas aventuras.
Destaca Los trabajos de Persiles y Sigismunda, de Cervantes.
3. Novela pastoril. En estas obras, en las que apenas hay acción, unos
pastores cultos e idealizados cuentan sus desventuras amorosas en una
naturaleza idílica. Destaca La Diana, de Montemayor, y La Galatea, de
Cervantes.
4. Novela morisca. Narra aventuras entre moros y cristianos en los tiempos de
la Reconquista.
Todos estos subgéneros novelísticos se caracterizan por su tono idealista,
que implica una serie de características comunes:
1. Aparecen personajes y sucesos inverosímiles (pastores cultos, sucesos
maravillosos...).
2. Ambientes y paisajes idealizados según los gustos de la época: naturaleza
idealizada, gusto por parajes exóticos y lejanos.
3. Abundancia de estereotipos: caballero andante siempre heroico, pastores
siempre son cultos...
Sin embargo, los mayores logros de la narrativa renacentista se deben a
dos obras que no se pueden encuadrar en ninguno de estos géneros. Son
El Lazarillo de Tormes, que inicia la novela picaresca, y Don Quijote de la
Mancha, que sentó las bases de la novela moderna.


Novela renacentista





         La novela realista
         De los libros de caballerías
                 a la picaresca